La relación del hombre con el mundo se ha vuelto apresurada, esto ha hecho que éste, pierda su sentido perceptivo.
Estamos acostumbrados a ver las cosas que nos rodean, que hemos dejado de verlas realmente, ya que forman parte de nuestra cotidianidad, estos elementos cotidianos nos sorprenden al proyectar su sombra y nos remiten una sensación diferente que nos hace resignificar los objetos, adquiriendo estos, un nuevo significado.
El hombre se enfrenta con su condición más primaria, ya que desde siempre hemos vivido en el mundo de las sombras, somos parte materia y parte espíritu. Siempre hemos vivido acompañados por nuestra propia sombra
La relación de un núcleo y su sombra, se establece a través de la proyección de la luz sobre la estructura tridimensional, la sombra proyectada genera una nueva estructura en el espacio, esta a su vez proyecta una sombra y esta se materializa en una estructura, creando un conjunto de estructuras, que se relacionan entre sí. Estas formas, van a generar un ambiente etéreo, que conlleva a cuestionarnos hasta donde está la realidad y en donde comienza la ficción, ¿que es real y qué es sombra?
Es a través de la sombra que nos sensibilizamos frente a la realidad.
